Así es como las artes marciales te ayudan a tener una buena salud mental
Autoconocimiento, concentración, estabilidad interna… son sólo algunos de la larga lista de beneficios asociados a la práctica de estas disciplinas
Los beneficios del deporte o de cualquier actividad física son de sobra conocidos pero, ¿sabías que las artes marciales pueden tener un fuerte impacto en la salud mental? Taekwondo, mugendo, karate, jiu jitsu… hay muchas y a veces cuesta incluso distinguirlas. Pero reconocer las disciplinas no es lo más importante. Los expertos opinan que la esencia está en lo que hay detrás de las artes marciales.
“La actitud que proponen las artes marciales, que rescata las bases filosóficas de la cultura oriental, es sanadora en sí misma. El estado de no-mente que promueven no deja espacio para el deseo ni el miedo de perder o de ganar, en contraposición a cómo se practican muchos deportes occidentales en los que prevalece la competencia y el triunfo”, explica Lara Terradas Campanario, psicóloga y terapeuta Gestalt.
“En las artes marciales se busca superarse a uno mismo por encima de la comparación con la otra persona y de la búsqueda de aprobación externa. No se busca la ficticia sensación de placer que se encuentra en el ganar, sino que la búsqueda es hacia uno mismo, mediante el desarrollo de las habilidades y la superación de los propios límites”, añade Terradas Campanario.
Practicar artes marciales, según los expertos, puede tener muchos beneficios a la hora de ayudarnos a vivir ciertas emociones que quizá nos cueste más expresar, como por ejemplo la ira y el enfado: “Las artes marciales tienen un componente corporal explícito que puede ayudar a transitar ciertas emociones que cargo conmigo y que pueden ser nocivas. La conciencia o la conexión con el cuerpo es una vía directa al aquí y ahora, y desde este punto de vista, veo esta práctica como una meditación activa que, según la intensidad, tendrá un efecto u otro en nuestro estado anímico y en nuestra forma de gestionar esas emociones”, afirma Angelo Pachas, educador e instructor de artes marciales.
“En las artes marciales se busca superarse a uno mismo mediante el desarrollo de habilidades y la superación de tus límites”
LARA TERRADAS CAMPANARIO Psicóloga y Terapeuta Gestalt
Lara Terradas Campanario, que recomienda especialmente la práctica del Jiu Jitsu Brasileño –una fusión de arte marcial, sistema de defensa personal y deporte de combate–, explica que en nuestra cultura suele existir una disociación entre el cuerpo (emoción e instinto) y la mente (cognición), por lo que las artes marciales son una buena excusa para integrar estos dos aspectos. “Interesante es, además, que al practicarlas se ponen en juego más de una habilidad a la vez, o sea, se usa el entrenamiento cruzado; esta forma de aprendizaje favorece el desarrollo del equilibrio, la fuerza, la flexibilidad, la resistencia y la coordinación”, detalla.
Practicar artes marciales también agudiza la concentración mediante el ejercicio de una atención focalizada y, en retroalimentación, se abre un campo de más estabilidad interna vacía de juicios y de discursos, “libre de ego”, en palabras de Terradas Campanario.
Eva Sandoval, autora de Tu poder ninja (Ediciones B) y experta en budo taijutsu, disciplina que aprendió en Japón, destaca que las artes marciales son un camino de autoconocimiento basado en el entrenamiento físico y mental. “Practicar artes marciales es conocer la naturaleza de nuestras emociones, experimentar miedo, frustración, rabia, odio… Es una forma de encontrarnos con lo que tenemos en nuestro interior y poder vivirlo en su justa medida para evitar que las emociones nos controlen;Transitar es una palabra mágica; transitar nuestras emociones es pasar por ellas, vivirlas. Cuando entrenas, emulas situaciones de batalla donde existen uno o varios enemigos a los que hay que sobrevivir. Así puedes sentir y actuar, en lugar de reaccionar, que es a lo que estamos habituados”, explica.
Los expertos también afirman que practicar estas disciplinas es particularmente beneficioso para mejorar la autoestima y la confianza. “Según distintas investigaciones, las personas que entrenan en artes marciales desarrollan más el propio poder interior y no se dejan llevar tanto por las influencias de sus emociones ni de las circunstancias externas”, afirma Lara Terrades.
Eva Sandoval, que también imparte cursos de defensa personal para mujeres, explica que en sus clases intenta crear “un espacio sagrado” donde ellas puedan expresarse de forma segura. “Casi siempre escuchamos eso de que «no hay que tener miedo», pero cuando ya somos presa del miedo esa frase es inútil; podríamos decir que llega tarde. Lo que hacemos en las clases es mirar al miedo, sentirlo, averiguar de dónde viene, discernir si es real o no y eso, de forma natural nos permite vivirlo. El cuerpo lo siente y, paradójicamente, el hecho de sentirlo ‒de ahí el entrenamiento‒ hace que se vaya transformando y solamente queden aquellos miedos que de verdad nos sirven para sobrevivir”, comenta.
Sandoval explica que en sus sesiones también se dedican a desmontar mitos acerca de la autodefensa, “muchos de ellos potenciados por películas con escenas que no tienen nada que ver con la realidad”. Y añade que “practicamos situaciones de estrés y vemos cómo utilizar los recursos que tenemos en esas situaciones; es sorprendente lo que somos capaces de hacer cuando a la mente no le da tiempo de entrar en escena; ganamos seguridad, confianza y autoestima desde la práctica física y eso moldea la mente”.
Además, las clases de artes marciales también pueden usarse como herramienta terapéutica. Así lo cree Angelo Pachas, quien explica que “las usamos para contactar con el cuerpo, para hacer ejercicio y beneficiarnos de las endorfinas, para traer nuestro miedo o preocupaciones y enfrentarnos a ellos a nivel terapéutico, para darnos cuenta de lo que somos capaces, para poner límites y cuidarnos, para conectar con el dónde estoy y hacia dónde quiero ir”.
Pachas, que imparte clases para niños y próximamente las iniciará también para adultos, reflexiona acerca de la importancia del autocuidado, del que cree encontrar un buen ejemplo en los más pequeños. “Pensando en los adultos me sale decirles que se cuiden como si fueran niños; son responsables de su propia salud física y emocional. ¿Cómo se tratarían a sí mismos si se prestaran atención?”, reflexiona.
“Las artes marciales sirven para darnos cuenta de lo que somos capaces, para poner límites y cuidarnos”
ANGELO PACHAS Educador e instructor artes marciales